
Aunque no siempre lo sepamos, la mayoría de las
máquinas que operamos hoy día incluyen algún tipo
de interfaz “háptica”, al menos en lo que respeta
a la entrada de información. Esta tecnología, que
es relativamente reciente, está comenzando a
hacerse fuerte también en lo que respecta a la
representación de la información proveniente de las
máquinas y ordenadores. Entérate como funciona.
El término “háptico” o “háptica” es la traducción
al castellano del inglés “Haptics”, que se refiere a la
ciencia que estudia todo lo relativo al tacto y sus
sensaciones como medio de control e interacción
con máquinas y ordenadores. Es un término que
por ahora no figura en los diccionarios en nuestra
lengua, pero dada la gran difusión que están teniendo
este tipo de interfaces seguramente determinará su
inclusión en poco tiempo.
Interfaces sensoriales
Estamos acostumbrados a interactuar con nuestras
creaciones tecnológicas a través de interfaces que son
táctiles en el sentido hombre-máquina, pero visuales
o auditivas en el sentido máquina-hombre. Tomemos
como ejemplo un ordenador: podemos introducir
datos mediante toda una colección de dispositivos
basados en el tacto, tales como teclados, ratones,
tabletas digitalizadoras, pantallas touchscreen o pads
de juegos. Pero la obtención de información desde el
ordenador se produce mediante interfaces basadas
casi exclusivamente en la vista (pantallas LCD, CRT,
documentos impresos) o en el oído (sonidos de
alarma, banda sonora en juegos, etc.)
Los investigadores que trabajan en el campo
de las interfaces aseguran que estos métodos de
comunicación maquina-hombre, a pesar de su gran
difusión y efectividad, no son la forma óptima de
comunicación. Pongamos como ejemplo un software
muy difundido en el mundo del diseño de piezas,
como es AutoCad. Debemos introducir información
sobre la pieza que queremos dibujar mediante un
teclado o ratón, y ver representaciones planas de ella
sobre una pantalla. A pesar de que es perfectamente
posible trabajar de esa manera, sería mucho más
intuitiva y poderosa una interfaz verdaderamente
tridimensional, que podamos tocar para modificar
la disposición de sus partes o apreciar su textura. Al
fin y al cabo, antes de existir este tipo de software, la
construcción de maquetas o modelos a escala eran a
menudo la única forma disponible para poder apreciar
un diseño determinado.
A pesar de que el desarrollo de este tipo de
interfaces puede parecer algo muy lejano, en realidad
no es así. Existen varios dispositivos de entrada
de datos relacionados con la realidad virtual, tales
como los guantes de datos, que además de recoger
información sobre la posición de las manos y de los
dedos del usuario, le ofrecen una realimentación táctil
permitiendo que “sienta” lo que su representación
virtual en el ordenador está tocando.
Imaginemos ahora un laboratorio en el que se está
investigando con moléculas compuestas por cientos
de átomos, o un lugar en el que se está desarrollando
Haptics, tocando lo virtual
Para sentir lo que no existe
Opina en NeoTeo sobre Haptics, tocando lo virtual
El término “háptico” o “háptica” es
la traducción al castellano del inglés
“Haptics”, que se refiere a la ciencia
que estudia todo lo relativo al tacto
y sus sensaciones como medio de
control e interacción con máquinas y
ordenadores.
Una interfaz háptica tiene
mucho que ofrecer en este tipo de entornos. Siempre
será más fácil construir una molécula o nanopieza
moviendo átomos individuales con un guante, que
además sea capaz de transmitirnos la sensación táctil
relacionada con las fuerzas de atracción o repulsión
entre cada una de las partes implicadas en el proceso.
En realidad, el sentido del tacto es el que primero se
desarrolla en los humanos. Durante la gestación, el
feto recibe mayormente estímulos táctiles, a pesar
de poder percibir sonidos desde el exterior del
vientre materno. Este sentido, además, se encuentra
distribuido por todo el cuerpo, ya que la piel que nos
protege del medio ambiente es además un enorme
sensor táctil. Esto es algo muy positivo para el diseño
de una interfaz, ya que se puede transmitir mucha más
información que mediante sentidos que se concentran
en una superficie mucho menor. El sentido de la
vista, por ejemplo, requiere de que el objeto a percibir
este situado frente a los ojos. El tacto permite que
sintamos el calor que proviene de una estufa aunque
este situada a nuestra espalda.
Quizás una de las primeras aplicaciones a
gran escala de este tipo de tecnología sean los
servomecanismos que permiten a un piloto manejar
un enorme avión de pasajeros. En los primeros aviones
grandes, el piloto actuaba una palanca que a su vez accionaba
un control eléctrico que se encargaba de accionar un flap o
timón. Los pilotos no tenían todas las sensaciones acerca de
la resistencia sobre las actuaciones de la palanca y esto suponía
una inseguridad en ciertas situaciones de peligro. Para resolver este problema, se han instalado
interfaces hápticas capaces de proporcionar una resistencia a la palanca del piloto, tal como ocurre con los controles manuales de un pequeño avión deportivo.
Estamos seguros que, en el futuro, veremos más
y más interfaces de este tipo, aplicadas no solo al
control de maquinas industriales, si no también (y
sobre todo) en el campo del entretenimiento. Los
videojuegos de realidad virtual, por ejemplo, podrían
beneficiarse enormemente con interfaces de este tipo,
que te permitan sentir el impacto de proyectiles en tu
cuerpo, o la forma que se mueve el asiento del auto
con el que estás jugando. El sexo virtual, como ya
hemos visto antes en NeoTeo, es otro campo en el que
seguramente veremos grandes avances.
Y todo lo referido a la educación se verá
enormemente beneficiado con las interfaces hápticas.
Simuladores de todo tipo, instrumentos musicales
virtuales, pacientes virtuales que los estudiantes de
medicina puedan tocar y sentir, son solo algunos de
los campos en los que esta ciencia seguramente se hará
fuerte.
máquinas que operamos hoy día incluyen algún tipo
de interfaz “háptica”, al menos en lo que respeta
a la entrada de información. Esta tecnología, que
es relativamente reciente, está comenzando a
hacerse fuerte también en lo que respecta a la
representación de la información proveniente de las
máquinas y ordenadores. Entérate como funciona.
El término “háptico” o “háptica” es la traducción
al castellano del inglés “Haptics”, que se refiere a la
ciencia que estudia todo lo relativo al tacto y sus
sensaciones como medio de control e interacción
con máquinas y ordenadores. Es un término que
por ahora no figura en los diccionarios en nuestra
lengua, pero dada la gran difusión que están teniendo
este tipo de interfaces seguramente determinará su
inclusión en poco tiempo.
Interfaces sensoriales

Estamos acostumbrados a interactuar con nuestras
creaciones tecnológicas a través de interfaces que son
táctiles en el sentido hombre-máquina, pero visuales
o auditivas en el sentido máquina-hombre. Tomemos
como ejemplo un ordenador: podemos introducir
datos mediante toda una colección de dispositivos
basados en el tacto, tales como teclados, ratones,
tabletas digitalizadoras, pantallas touchscreen o pads
de juegos. Pero la obtención de información desde el
ordenador se produce mediante interfaces basadas
casi exclusivamente en la vista (pantallas LCD, CRT,
documentos impresos) o en el oído (sonidos de
alarma, banda sonora en juegos, etc.)
Los investigadores que trabajan en el campo
de las interfaces aseguran que estos métodos de
comunicación maquina-hombre, a pesar de su gran
difusión y efectividad, no son la forma óptima de
comunicación. Pongamos como ejemplo un software
muy difundido en el mundo del diseño de piezas,
como es AutoCad. Debemos introducir información
sobre la pieza que queremos dibujar mediante un
teclado o ratón, y ver representaciones planas de ella
sobre una pantalla. A pesar de que es perfectamente
posible trabajar de esa manera, sería mucho más

intuitiva y poderosa una interfaz verdaderamente
tridimensional, que podamos tocar para modificar
la disposición de sus partes o apreciar su textura. Al
fin y al cabo, antes de existir este tipo de software, la
construcción de maquetas o modelos a escala eran a
menudo la única forma disponible para poder apreciar
un diseño determinado.
A pesar de que el desarrollo de este tipo de
interfaces puede parecer algo muy lejano, en realidad
no es así. Existen varios dispositivos de entrada
de datos relacionados con la realidad virtual, tales
como los guantes de datos, que además de recoger
información sobre la posición de las manos y de los
dedos del usuario, le ofrecen una realimentación táctil
permitiendo que “sienta” lo que su representación
virtual en el ordenador está tocando.
Imaginemos ahora un laboratorio en el que se está
investigando con moléculas compuestas por cientos
de átomos, o un lugar en el que se está desarrollando
Haptics, tocando lo virtual
Para sentir lo que no existe
Opina en NeoTeo sobre Haptics, tocando lo virtual
El término “háptico” o “háptica” es
la traducción al castellano del inglés
“Haptics”, que se refiere a la ciencia
que estudia todo lo relativo al tacto
y sus sensaciones como medio de
control e interacción con máquinas y
ordenadores.
Una interfaz háptica tiene
mucho que ofrecer en este tipo de entornos. Siempre
será más fácil construir una molécula o nanopieza
moviendo átomos individuales con un guante, que
además sea capaz de transmitirnos la sensación táctil
relacionada con las fuerzas de atracción o repulsión
entre cada una de las partes implicadas en el proceso.
En realidad, el sentido del tacto es el que primero se
desarrolla en los humanos. Durante la gestación, el

feto recibe mayormente estímulos táctiles, a pesar
de poder percibir sonidos desde el exterior del
vientre materno. Este sentido, además, se encuentra
distribuido por todo el cuerpo, ya que la piel que nos
protege del medio ambiente es además un enorme
sensor táctil. Esto es algo muy positivo para el diseño
de una interfaz, ya que se puede transmitir mucha más
información que mediante sentidos que se concentran
en una superficie mucho menor. El sentido de la
vista, por ejemplo, requiere de que el objeto a percibir
este situado frente a los ojos. El tacto permite que
sintamos el calor que proviene de una estufa aunque
este situada a nuestra espalda.
Quizás una de las primeras aplicaciones a
gran escala de este tipo de tecnología sean los
servomecanismos que permiten a un piloto manejar
un enorme avión de pasajeros. En los primeros aviones
grandes, el piloto actuaba una palanca que a su vez accionaba
un control eléctrico que se encargaba de accionar un flap o
timón. Los pilotos no tenían todas las sensaciones acerca de
la resistencia sobre las actuaciones de la palanca y esto suponía
una inseguridad en ciertas situaciones de peligro. Para resolver este problema, se han instalado
interfaces hápticas capaces de proporcionar una resistencia a la palanca del piloto, tal como ocurre con los controles manuales de un pequeño avión deportivo.
Estamos seguros que, en el futuro, veremos más
y más interfaces de este tipo, aplicadas no solo al
control de maquinas industriales, si no también (y
sobre todo) en el campo del entretenimiento. Los

videojuegos de realidad virtual, por ejemplo, podrían
beneficiarse enormemente con interfaces de este tipo,
que te permitan sentir el impacto de proyectiles en tu
cuerpo, o la forma que se mueve el asiento del auto
con el que estás jugando. El sexo virtual, como ya
hemos visto antes en NeoTeo, es otro campo en el que
seguramente veremos grandes avances.
Y todo lo referido a la educación se verá
enormemente beneficiado con las interfaces hápticas.
Simuladores de todo tipo, instrumentos musicales
virtuales, pacientes virtuales que los estudiantes de
medicina puedan tocar y sentir, son solo algunos de
los campos en los que esta ciencia seguramente se hará
fuerte.
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